El día 28 de abril de 2005, el periódico francés liberation se hacía eco un informe del CERC (Centro de Estudios de los Ingresos y los Costes), organismo estatal francés que realiza funciones similares al INE (Instituto Nacional de Estadística) español en su artículo titulado: "Un Sueldo ya no da para nada". Transcribo a continuación este artículo que, si bien circunscrito a Francia, es perfectamente aplicable al resto de los países de su entorno.
El nivel de vida de los hogares cuyo único ingreso es un sueldo ha ido desplomándose a lo largo de los últimos 20 años. Según afirmaba un estudio del CERC que sostiene que la "condición salarial" es actualmente comparable a la de hace medio siglo. "Las recientes reivindicaciones salariales no son fruto de la ilusión óptica relacionada con el anuncio de beneficios bursátiles sin precedentes", subrayada el estudio. El salario neto medio "apenas ha experimentado progresión alguna" en su poder adquisitivo desde finales de la década de los setenta.
En su totalidad, a lo largo de los últimos 25 años, el incremento del poder adquisitivo ha quedado estancado en torno al 0,2 y ó 0,3 por ciento anual, "siendo muy inferior al nivel de vida francés", apuntaba al CERC. Este cuasi-estancamiento del poder adquisitivo de los salarios netos medios es tanto más notorio en cuanto que el nivel medio de calificación requerido a la mano de obra asalariada no ha dejado de aumentar en ese mismo periodo de tiempo"
Con una estructura de calificación constante, el salario medio neto no ha hecho sino perder poder adquisitivo, a un nivel estimado por el CERC que se sitúa entre 4 y 8% desde el año de 1978. Este deterioro ha afectado a casi todos los asalariados, tanto los que trabajan en el sector privado como quienes lo hacen en la función pública.
A fin de cuentas, el nivel de vida de los hogares cuyo único ingreso sea un salario "ha sufrido una importante erosión" desde 1982. Muy acelerada en la primera mitad de la década de 1990, experimentó un receso a partir de 1997, antes de volver a acentuarse en 2002 y 2003. "Actualmente, el puesto que ocupan los hogares asalariados, o parados perceptores de subsidio por desempleo a mediados de la década de los cincuenta, según datos del CERC."
Esta situación no es patrimonio exclusivo de un país como Francia. En todos los demás países las valoraciones son idénticas:
- Los Ricos cada vez son más ricos.
- Los pobres cada vez más pobres.
- La brecha que separa a ricos y pobres no hace sino acrecentarse.
Y no parece que las cosas vayan a cambiar...
Afortunadamente, la situación no es irremediable. Sin embargo, a menos que nos toque una primitiva, con una posibilidad entre 14 millones, o que heredemos de un tío de América, la cartera no se irá llenando solita. Tomar las riendas de nuestro futuro financiero depende de cada uno.
Si quiere enriquecerse para asegurarse el porvenir y dárselo a sus hijos o si desea dejarles algo a sus seres queridos cuando usted ya no esté, ha llegado el momento de entrar en acción. Y si es de los que creen de que el Estado siempre estará dispuesto a velar por su salud y su jubilación, se equivoca totalmente...]
Es probable que nos estemos acercando al fin del Estado de Bienestar. Lleva décadas manifestando su incapacidad para resolver los problemas del paro, de las jubilaciones, de la sanidad. Además no cesan de aumentar los diferentes impuestos y tasas, destinados a cubrir su incompetencia y sufragar el déficit de las instituciones. A medio o largo plazo, las diferentes prestaciones quedarán profundamente reformadas y transformadas, léase reducidas. Y por muchas huelgas que los sindicatos convoquen, no se llenarán las arcas vacías.
Con un creciente déficit, los sistemas nacionales de seguridad social de muchos países europeos se están convirtiendo en instituciones de inseguridad social. Parece evidente que no podrán cubrir las necesidades de todos con la misma calidad de servicio. Los pobres y las clases medias son las que más padecerán esta situación y pagarán los platos rotos. En esta línea, se inscriben algunas tentativas para privatizar algunos servicios sanitarios, que hasta ahora atienden de forma indiscriminada a ricos y pobres. El rico, menos dependiente, puede permitirse la consulta de un especialista. Los pobres pagan y sufren. Lo mismo sucede con las jubilaciones. El alargamiento del período de cotización afectará sobre todo a los pobres, que tendrán que trabajar más duro durante más tiempo. Lo cual implica, matemáticamente, que disfrutarán menos de sus jubilaciones, aunque hayan pagado su parte y hayan contribuido también a pagar parte de la de los ricos.
Idem de Idem para las prestaciones por desempleo, que cada vez resultan más difíciles de sufragar por el Estado. Las observaciones formuladas respecto a los sistemas de seguridad social son igualmente válidas en este particular. Con esta pequeña salvedad, que quisiera hacer constar: en mi opinión, las prestaciones por desempleo resultan demasiado atractivas y no incitan a buscar trabajo. Deberían servir para ayudar a subsistir a quienes se han quedado sin trabajo mientras encuentran otro, pero nunca sustituir un salario. ¡De tanto tirar, la cuerda se acabará rompiendo! Si prosiguen los abusos, la cobertura por desempleo desaparecerá para las próximas generaciones.
No intento criticar a quienes nos gobiernan. Hago lo posible por analizar las cosas y observar el impacto económico que ejercen en cada uno de nosotros. Los políticos quizás cambien las leyes para adaptarse a diferentes contextos que se irán presentando... pero mientras sucede, al ciudadano de a pie le conviene mucho pensar en su futuro y dejar de contar con la ayuda estatal.
Moraleja: TIENE QUE SER AUTOSUFICIENTE. SI NO TOMA EL CONTROL DE SU VIDA, ALGUIEN SE OCUPARÁ DE HACERLO EN SU LUGAR...](1) SEBAN, Olivier. Usted también merece ser rico, Introducción: Creencias Erróneas y Realidades. Círculo de Lectores, 2007, p.22-25.
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